Descripción de situaciones reales con sus respectivos feedbacks.
“No es hasta que estamos perdidos que comenzamos a comprendernos a nosotros mismos”.
Henry David Thoureau
En algunas ocasiones sucede que el hecho de pensar en ir al psicólogo/a pueda generar reticencias y prejuicios porque “pueda parecer que estoy loco/a”. Son creencias irracionales, desgraciadamente bastante extendidas, que perpetúan el impedimento a pedir ayuda psicológica. Y mucho más lejos de la realidad. Ya que somos seres humanos, que vivimos, sentimos, tenemos miedos y también anhelos, y por lo tanto en ocasiones nos podemos sentir perdidos, inseguros, así como también frustrados por algunas experiencias. Y una orientación con una perspectiva más objetiva nos puede ser de utilidad. Por otro lado, las personas tendemos a realizar hábitos disfuncionales de forma repetida, perjudicándonos a nosotros mismos/as y también a veces, a los demás. Muy conocido el refrán “siempre tropiezo con la misma piedra”.
Aunque también es cierto que no necesariamente se tiene que ir al psicólogo/a cuando se tiene un problema. De hecho, yo recomiendo que una vez en la vida sería interesante acudir a este profesional, con el objetivo de conocerse más y recibir otros tipos de feedbacks que nos pueden ser útiles en momentos concretos de nuestra vida.
“El ser humano es “un animal de costumbres”, que en ocasiones automatiza malos hábitos, y a veces no somos conscientes de ello. Si yo comprendo el problema que tengo, me será más fácil resolverlo y afrontarlo de una manera más adaptativa y positiva ante situaciones similares. Pedir ayuda a un profesional puede facilitar el análisis de forma más objetiva de lo que te sucede y cómo te sucede”.
A continuación, en algunos artículos de este blog, presento algunas situaciones que puedan ser motivo de pedir ayuda psicológica. Están extraídas de testimonios reales, seleccionando algunos de las más habituales. Posteriormente, indico un feedback resumido y aproximado que realizo en las sesiones,con el objetivo que la persona entienda lo qué le sucede, y cuál puede ser el tipo de abordaje terapéutico más viable en esta situación.
Obviamente, en la consulta, es importante analizar de manera detallada los factores personales, historia y otras variables significativas para la persona. Simplemente aquí os expongo de forma breve algunos casos más frecuentes que os puedan ser de interés, describiendo un feedback terapéutico orientativo ante situaciones similares.
1. “Siento que no soy el mismo…”. “No tengo ganas de hacer nada, si pudiera me quedaría todo el día en casa o en la cama… Mi familia y amigos me dicen que estoy raro, que me aíslo, que estoy muy callado y que no participo en nada. Y a lo mejor tienen razón,… Sí que des de hace más de un año perdí a uno de mis mejores amigos, y no sé si puede ser ésta la causa, porque no me lo quito de la cabeza…Me siento mal ya que no me pude despedir de él, murió de repente en un accidente de coche. Teníamos una complicidad inmensa des de pequeños… Parece que una parte de mí se ha ido con él y por eso me siento raro y con mucha tristeza, no he podido despedirme de él y esto me atormenta y me pone muy triste”.
–Feedback: “Lo que probablemente te ocurre es que no has elaborado todavía el duelo por la pérdida de tu amigo. Y con más motivo si teníais una buena amistad. Por otro lado, al fallecer tu amigo de repente, el duelo puede ser en ocasiones de mayor dolor y sufrimiento. En consecuencia, esta pérdida te genera problemas depresivos: tristeza, pensamientos negativos, falta de ganas por realizar actividades y otros síntomas similares, que te hacen sentir que no eres el mismo de antes. De hecho, es probable por lo que comentas, que para ti este suceso haya sido de carácter traumático, generándote además un destacado estrés asociado”.
“Ese espacio de duelo se va construyendo lentamente y mediado por el trabajo terapéutico experiencial, que te ayudará a despedirte poco a poco de él, de forma más tranquila y con mayor aceptación. Eso no quiere decir que por ello tengas que olvidarlo, ya que su esencia se encontrará dentro de ti. Sólo que habrás ubicado su recuerdo de otra manera, que a ti ya no te genere tanto dolor ni te limite tu dinámica vital. Y si todavía hay un cierto dolor, éste estará más elaborado, de mayor aceptación de la pérdida de tu amigo. A la vez, este nuevo espacio estará más lleno de recuerdos positivos vividos con él. Y consecuentemente podrás seguir realizando tu vida, sintiéndote más tú mismo y con mayor liberación emocional y de aceptación«.